viernes, 12 de noviembre de 2010

Sin palabras


Me gusta la etimología de la palabra 'persona': de origen griego, se refería a las máscaras usadas por los actores. 'Per' es algo así como ocultar el rostro y 'sona' hacer de megáfono. Entonces, ¿sólo es persona aquel que habla, pero que paradójicamente, también se está ocultando tras sus palabras?

Las palabras forman nuestro mundo, le dan forma y sentido. Cuando empezamos a hablar aprendemos que eso que sale del suelo, se alza enorme y acaba en una corola de hojas se llama árbol, y por lo tanto, eso es lo que ES.

¿Pero qué era eso antes de que le pusiéramos nombre? Seguro que era algo mucho más mágico, raro y sorprendente de lo que nos sugiere ahora. Y así, a base de aprender a describir el mundo, lo fuimos conociendo pero también lo hicimos más predecible y aburrido.

De ahí que Marcel Duchamp presentara el famoso retrete como obra de arte. La clave: la descontextualización. La corriente teórica del objetualismo explica que las cosas aparecen de una forma inusual, casi mágica, cuando están fuera de su contexto. Cuando descontextualizamos, la mente duda, hemos conseguido romper todos sus esquemas por un momento. De ahí surge la cretividad, que tiene su origen en mirar las cosas como si fuera la primera vez.
Las palabras son metáforas que se relacionan de forma simbólica con el mundo (J.M Valverde)

La revelación puede llegar en cualquier momento en que nos alejamos de la red lingüística. Y con esta idea empezaron a teorizar sobre este aspecto intelectuales como Hofmannsthal, Krauss, Mauthner o Szweig en pleno siglo XVIII . Aunque de hecho, esta desconfianza en las palabras ya empezó mucho antes: en la Grecia Clásica, los sofistas ya opinaban que aún en el caso de que llegaramos a conocer algo de la 'verdad', ésta no se podría transmitir con palabras. Demasiado simples para tan noble y elevada tarea, y es por eso que relegaron su uso para la retórica o el uso del lenguaje con fines persuasivos.

Para acabar, me gusta especialmente este verso de Schiller, poeta que también creía que las palabras podían decir todo pero a la vez nada, y que su uso nos condenaba a dar una forma determinada a un mundo mucho más complejo y variado, repleto de sensaciones que nunca encontarían palabras para poder ser descritas con exactitud.

¿Por el hecho de hacer versos con una lengua que habla por ti te crees poeta?