miércoles, 24 de marzo de 2010

Primavera, Verano, Otoño, Invierno...y Primavera

Esta película del director coreano Kim Ki-Duk, ganó el premio del jurado del Festival Internacional de Cine de Locarno 2003 y el premio del público del Festival de San Sebastián 2003. La película narra con gran belleza las etapas de vida de un hombre, que se corresponden con las diferentes estaciones. En primavera, es un niño. Vive con su maestro en un pequeño templo en medio de un lago. La belleza de los paisajes es espectacular, y los días pasan entre silencios y aprendizajes... Hasta que llega el verano, y con esta estación, su juventud, el descubrimiento del sexo y la rebeldía. El joven monje se debate entre sus deseos y la obediencia a su maestro cuando se separa de su amante. Finalmente decide ir a buscarla y vivir con ella en la ciudad, alejándose así de su maestro y de la espiritual vida de retiro en el templo. Pasan muchos veranos y llega un otoño más, como tantos otros. Con esta estación llega el joven monje ya convertido en adulto para reencontrarse con su maestro. Vuelve infeliz y lleno de odio pues su mujer le ha sido infiel y él ha cometido un asesinato. Pronto llegará la polícia para llevárselo... y cuando regrese de nuevo, muchas estaciones habrán pasado y será invierno. Muchas cosas habrán cambiado: su maestro ha muerto, él ya es un adulto y la rabia y el rencor que albergaba en su corazón han desaparecido. Además, la amante de su juventud le entregará un niño, supuestamente suyo, para que cuide en su lugar. Empezará un nuevo ciclo de estaciones. Y ese niño, como él en su día, empezará a aprender. Cometerá errores y crecerá, se irá pero volverá, y así indefinidamente...
Emmarcada por los bellos paisajes de la naturaleza de Corea, esta historia se compone de silencios y reflexiones, se sucede enérgica y transmite algo transcendental que no encuentra palabras. Se establece un metafórico paralelismo entre la vida del monje y las diferentes estaciones que busca transmitir lo efímero y los diferentes aprendizajes por los que pasa el ser humano a lo largo de su vida.

domingo, 21 de marzo de 2010

Tintín en el país de los Soviets



Tintín en el país de los soviets es uno de los primeros de los álbumes de Las aventuras de Tintín del artista belga Hergé. Se publicó originalmente entre 1929 y 1930 en Le Petit Vingtième, el suplemento juvenil del diario católico Le Vingtième Siècle. La obra fue encargada a Hergé por Norbert Wallez, director de este diario de derechas, que tuvo la genial idea de inventar este personaje para mostrar a los jóvenes belgas la realidad de la Unión Soviética (léase lo malvados que eran los rojos).

Hay que señalar la compleja tarea de creatividad que le debió llevar el argumento de la obra a su autor: "Tintín y su perro Milú son enviados a Moscú por el periódico para el que trabaja. Durante el trayecto, una bomba colocada por un agente ruso del servicio secreto estalla en el tren en el que viaja. Tintín es acusado del incidente y enviado a prisión pero consigue escapar gracias a su astucia y un disfraz.
En Moscú descubre que los Soviets obligan a la gente a votar apuntándoles con armas; que las fábricas más productivas son en realidad edificios vacíos empleados para engañar a los visitantes; como los Soviets solamente dan de comer a los jóvenes si aceptan llamarse comunistas; que toda la región de Moscú se enfrenta a una hambruna debido a la falta de alimentos y al envío de estos hacia el exterior para su utilización propagandística por parte del régimen... Los soviets planean robar alimentos en las vecinas granjas pero Tintín consigue avisar a los granjeros del avance de las tropas, aunque es capturado. De nuevo consigue escaparse y en su marcha por las desiertas llanuras heladas Tintín encuentra el escondite secreto de riquezas de Stalin, Lenin y Trotsky que éstos habían robado al pueblo ruso (incluyendo un amplio depósito de trigo). Tintín regresa con este secreto en su poder, llega hasta Berlín donde vuelve a encontrarse con agentes soviéticos y escapa para llegar hasta Bruselas donde una multitud enfervorecida lo espera aclamándolo (...)"

Así, gracias a este cómic caracterizado por su realismo (resulta curioso el dato de que su autor no había visitado jamás la Unión Soviética, pero será que al leerse el libro de Douillet se hizo una idea muy ajustada y no fue necesario tal contratiempo). Era pues, primordial alertar a los niños (sí, muy importante a los niños, como si los comunistas fueran de su interés) lo malos que eran los comunistas, tan malos, que no sólo mentían cuando hablaban de que tenían una economía en pleno desarrollo (todas sus fábricas eran atrezzo de teatro) si no que eran unos maltratadores de animales en potencia (ver la última viñeta: ¡Para pasar el rato podríamos atarle una piedra al chucho!). Claro que no hay mejor manera de predicar a los niños el odio a un país que tratar la temática de la violencia animal. Seguramente les importe mucho más eso que las mentiras o las elecciones amañadas por parte de los comunistas.
Tampoco tiene pérdida la viñeta en la que sale el perrito Milú radicalizado (en sus inicios incluso bebía vodka y fumaba puros...) más anticomunista aún que Tintín (!) cuando le dice asustado en su viaje a Moscú: 'He oído decir que hay muchas pulgas allá... y ratas también".

¿Son los artistas unos locos?

Freud así lo creía cuando afirmó que para ser artista era necesario ser enfermo mental. Exactamente no sé a que se refería con la catalogación de 'enfermo mental' pero a juzgar por sus teorías imagino que cualquier individuo que presentara una mínima neurosis ya sería catalogado para él como 'enfermo mental'. Si hoy en dia hiciéramos caso a esta definición resultaría curioso la cantidad de enfermos mentales que campan a sus anchas por la sociedad. Para mí, esta definición son palabras mayores, algo que incluye un trastorno claramente orgánico. No sé exactamente el número de enefermos mentales que han sido artistas a lo largo de la historia, pero recuerdo que una vez leí que Hitler sentía especial pasión por la pintura y durante muchos años, cuando era joven, se preparó para entrar en una prestigiosa academia de arte. No fue aceptado y eso le provocó una gran fustración. Muchos años después se convertiría en un líder de masas sádico y déspota. Yo sí considero a él y a todas las personas que siguieron su ideología unos verdaderos locos. Y no sé si eran artistas. Pero me pregunto si un artista que vuelca su fustración, odio o tristeza en un lienzo o en una hoja en blanco se puede considerar un verdadero loco, o quizá una de las personas más cuerdas del mundo.

miércoles, 10 de marzo de 2010

Haiku de las cuatro estaciones

La esencia del haiku, una forma de poesía tradicional japonesa, es el zen. Esta poesía es simple, sin ornamentos. Es sencilla, y en su sencillez radica su belleza. El haiku capta momentos efímeros (la caída del rocío al deshacerse, los ténues rayos de la luna a través de los árboles...) que son la esencia del zen y quieren ser reflejo de la paz que subyace más allá de todas las etiquetas y conceptos mentales.

Primavera...
¿Por el rostro de las flores
será intimidada
la luna tenue?
No lo dudes
también la bahía tiene flores
bahía primaveral
Verano...
El primer melón
lo cortamos en cuatro
¿o bien en tajadas?
Viento del río
en kimono de verano
frescor de la noche
Otoño...
Día de apacible felicidad
el monte Fuji velado
por la lluvia brumosa
Dios está ausente
las hojas muertas se amontonan
todo está desierto
Invierno...
Envolviendo los pastelillos
con la otra mano se aparta
el pelo de la frente
Y ahora
vamos a contemplar la nieve
hasta caer agotados

Recopilación de haikus de 'Haiku de las cuatro estaciones' de Basho

lunes, 8 de marzo de 2010

Arte contemporáneo

En este siglo de plena evolución y progreso, todo el mundo (o casi) quiere ser lo que no es o tener lo que no tiene. Señoras que quieren operarse la nariz porque según ellas está torcida y, obviamente, no es para nada estética y les arruina una vida potencialmente exitosa. Jóvenes que desean más pechos, para 'sentirse bien consigo mismas'. Mujeres que se injerta botox para paralizar sus músculos faciales. Vale la pena pues, pasar por un suplicio momentáneo para ser más bellas y felices (o eso creen que serán). Pero, ¿quien se cree todavía que buscan ser más bellas? La letra pequeña del cuento dice que quieren ser más felices y aceptadas y están seguras de que así lo conseguirán. Lástima que no sea tan fácil y nadie se lo haya contado y estén perdiendo el tiempo (y el dinero). Pero en esta era de la hipervelocidad y las hiperexigencias no se las puede reprochar que aún crean que existen las soluciones rápidas para las cuestiones existenciales.
Mi gata tenía envidia. No quería ser menos en esta sociedad occidental tan evolucionada. Quería ser más guapa. Miró unas fotos de Marilyn Monroe y se dio cuenta de que le sentaría bien el rubio. Por eso le puse peluca. Y ahora se siente bien consigo misma y realizada, tal y como mandan los cánones del siglo XXI...


El fenómeno Bansky: mostrar lo que nadie quiere ver

Cuando los muros y las paredes de la ciudad nos hablan a través de un graffiti, qué nos dicen?
En ocasiones, desgraciadamente, vemos cómo abundan las 'pintadas' sin sentido en buena parte del mobiliario urbano. En este caso, este lenguaje de la sociedad occidental nos habla de vandalismo, de rebeldía llevada al extremo, de la libertad y la libre expresión mal entendidas. Pero veo los graffitis del Bansky, y me hablan de algo que existe pero a lo que nadie le quiere prestar atención porque es desagradable y perturba la plácida monotonía de la vida del urbanita. Hablan de forma clara y directa de la contradicción, que es la palabra que mejor define a nuestra sociedad y que es hija del sistema capitalista. Hablan de una sociedad occidental que en apariencia es civilizada y educada, pero sólo en apariencia. Hablan de algo que existe en esta sociedad porque cuando vemos sus graffitis todos nos damos por aludidos. Hablan del dolor, de los tabús, y de la violencia que imperan latentes y a los que la mayoría prefieren no prestar atención.
Eso sí, lo hace con una fina ironía, y de forma políticamente correcta a través de unas obras de calidad elaboradas con una técnica impecable. Quién puede resistirse? En mi opinión esto es arte de verdad.
Es estético.
Es crítico.
Conmueve.
Expresa.
Provoca.
Evoca.
...y el silencio de sus pinturas lo dice todo, sin necesidad de palabras.